Soy viajero en esta mi única vida
anónimo usuario de mil transportes,
sin destino preciso en la mente
aunque parezca que un rumbo sigo.
Recuerdo de niño haber pasado por el valle
y cuando adolescente, enfrentar montañas,
ya de joven sentirme confundido en la selva
hasta llegar al desierto en la edad adulta.
Detuve un día de entonces mis pasos
porque me sentí mas perdido que nunca
pese a las huellas que me siguen,
necesitado de cambiar mi destino incierto.
Pero soy cobarde y no me atrevo
me es mas fácil seguir sendas marcadas
que sugieren paisajes de ensueño
al otro lado de vallas que me son ajenas.
Al fin afortunado, conozco lugares magníficos
aunque ninguno me satisface el gusto
los unos porque se parecen demasiado
a aquel sitio árido y frío del que procedo.
Los otros, vergeles que sin duda no merezco,
así es el remanso presente que contemplo
paraíso para caminantes, ultima estación
de cualquier viajero prudente y cansado.
Vale.-