Óvalos...
de agua y silencio
mueren tácitos,
abrazados...
a inestimables manantiales
de esculpido labio...
y bendecida hora,
anudando su laxitud
brevemente
a su impericia,
entre incorpóreos
y desnudados valles
de inquebrantable beso,
desvistiendo
su malograda aura
entre pactos delirantes
de sublimada y herética...
razón enflaquecida,
entre oscuras y ampulosas
pasiones esculpidas...
en el inquebrantable ónice
del incorpóreo abrazo,
entre etéreas
y desubicadas
lanzas crepusculares,
de envanecida hora...
y desvanecido aprecio.