I
La noche acariciaba brillantez de la soledad del momento.
Su voz era mi voz dentro de un dulce manantial azulino;
su mano ocultaba las sombras bermejas del lejano pasado,
y sus labios encendían el la oscuridad azul del instante.
II
El viento se recoge en el secreto: en el topacio encarnado de pasión.
Y aquella noche, suspiraba por otros ojos que ella no percataba;
y aquella mujer se desnudo frágilmente en la inmensidad del poema.
Noche transparentada en el perfume dulce y envolvente de otras mujeres.
III
Y es verdad lo que lleva el desconocido beso en su angosto destino,
y es inevitable dudar de la mujer que amas hoy; mientras amabas ayer;
y los labios que hoy besas tímidamente en silencio: son los de otra mujer.
Y las palabras que hoy llueven dentro de tu corazón, mañana secaran.
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