EL RINCON SAGRADO
La arena que atesoraba,
la forma de cada huella…
Que sumisa se plegaba!
al contorno de sus piernas,
Cómplice y artista loca,
de una obra, la más bella!
Cuando el vaivén de la olas,
dibujaba sobre ella…
El glorioso y celestial,
reflejo de las estrellas…
La luna, que desde arriba;
dominaba las mareas…
Menguada, calmada y tibia;
Asintió aquellas escenas!
Sobre las aguas ya mansas,
reflejaba su silueta…
A tenor de aquellos labios!
A tenor de sus caderas!
El mar inmenso en su arrullo,
le mostró en tributo, calma…
Insinuando con murmullos,
que se bañara en sus aguas!
En esos sitios profundos…
donde el sol baña las Hadas!
Para hacerle sobre el lienzo,
de las olas olvidadas…
Un retrato de su cuerpo!
con claroscuros del alma…
Las rocas, lienzo salvaje;
sedentarias, casi eternas…
Con la pátina, por traje;
también quisieron tenerla…
Se bordaron con corales,
de densa trama certera…
para copiarla, detrás!
de espalda, por sus fronteras…
Pero al fin fueron las aves,
por su paciencia serena…
Con sueños y libertades;
que lograron poseerla!
Le enseñaron a volar,
y entonces voló con ellas…
Se fue del rincón sagrado…
Jamás volvieron a verla!
Desde allí todas las noches,
ya no mengua luna llena…
y las olas desdibujan;
las figuras de la arena.
No se ven corales viejos;
trepándose por las piedras…