Llegas como el viento y enmudeces
los campos, las vías y las casas
y te pregunto:
¿En qué cristal escondes las palabras, los gritos,
los llantos y los ruidos del bosque y la calle?
¿Cómo limpias el sonido de las olas del mar al agitarse,
de los árboles al ser azotados por el viento,
el ladrido de los perros, el maullido de los gatos,
el canto de los jilgueros y nuestras frases?
¿ Quién cura tus golpes, quién sana tus heridas
Cuando se acaba el silencio por las tormentas lluviosas,
cuando se oye agitar una campana?
Eres capaz de comunicar mucho más que las palabras:
los gestos de amor dicen mucho más que un te quiero,
huyendo del sonido eres el mejor sonido
y en las noches oscuras plasmas el amor de las parejas,
acompañas a los solitarios en sus andares,
escondes dentro de ti heridas, problemas y palos de la vida,
para evitar males mayores.
Y eres tú silencio nuestro compañero protector de las desgracias,
el que florece en nuestras noches de amor,
el que nos hablas en nuestra soledad
y nuestro eterno compañero después de muertos.