Ávido...
endeblemundo
donde nos arroja
el poder de los sentimientos,
límpidos, puros e inmanejables
que nacen en el embarazo
de las miradas,
con la ternura, la dulzura
y la inocencia de un niño,
para convertirse
en el dominador absoluto,
en el perverso mago que no desea
desligar el hechizo,
de la piel, el alma y el cuerpo ,
magia que emana de los labios
y envenena de ausencia,
bendito hechizo,
irrumpes en las horas
con relámpagos que iluminan los recuerdos,
hace visible las lagrimas
que en silencio inundan al ser
y llenas de nudos.