Cuantas tardes te dije que te amaba,
muchas veces lo hice muy apresurado,
la noche era intensa y temía el alba,
porque mi nave continuaba su destino.
Cuantas tardes en tu playa misteriosa,
bajo el sol que quemaban nuestros besos,
cuántas tardes amor fuiste mi diosa,
por eso hoy al cielo elevo mis rezos.
Ahora es muy difícil tratar de olvidarte,
pues tu cuerpo ha dejado su embeleso,
todas mis noches he vuelto a soñarte,
que vienes sobre las olas y me das un beso.
Es imposible querer yo ocultarte,
toda la pasión que mi cuerpo encierra,
solo el mar me enseño así amarte,
pues mi mundo es el mar y tú en la tierra.
He de volver de nuevo a tu lado,
trayendo en mis manos tus caricias,
yo sé que nuestro amor no es pecado,
más bien es un mundo lleno de delicias.
Volveré por ti y por ese gran sueño,
de tenerte entre mis brazos cada día,
soy el amor que buscaste, soy tu dueño,
soy la estrofa de tu alegre melodía.