Besar tu boca belfa, prohibida,
Anhelada con deseo virulento.
Esa piel de flor enramada
En un cúspide deseo violento
¡Si besarte pudiese,
Con el alma besaría!
Para que el deseo vehemente
A esa piel, calcinaría
Tú a mi alma orientarías
A las Diáfanas luces del cielo,
y el alma mía, no sentiría celo,
No habrá ya, sombras de muerte;
Y serán la inmortalidad lucida,
Conocimiento verdadero, esos.
Tus besos.