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BLANCO

Con su permiso (señora o señorita) y sin querer faltarle el respeto, pues sé que todos acuden a usted devotos en busca de su encuentro.

Yo acudí a usted casi sin las ganas puestas que se debe entregarle, pero lo hice. Puesto que como casi todo en la vida, es más habitual sorprenderse saliendo al mundo que aislándose de él...Y así fue.

Tenía escombros en mi vida; Y un saludo. 

Ésta noche hablaré de aquél recuerdo: de Jacobo.

Así se pasó la noche: A punta de Ron y Limonada. 

Todo aquel que suelo caleño haya pisado, no es desconocedor del singular encanto que tienen las noches de Cali.

Aquí se late, se corre, se escucha, se siente, se suelta, se lleva...se vive la salsa! 

\"La topa Tolondra\" Salsa con criterio y un lugar emblemático, su clima perfecto y caluroso para el Caleño. 

Durante mi año y cuatro meses de estadía en Cali, había despertado curiosidad por aquél lugar, de repente esa noche sin previo aviso, se aconteció.

Somos seres cotidianos: A diario un apretón de manos, un saludo, un te cuidas, un hasta pronto, un gusto, un abrazo, una sonrisa...

Humanamente es de mayor proporción que nuestro instinto escáner se active durante la introducción. 

Pero curioso, mi enfoque de atención fue al finalizar el cierre. Cuando todos se despedían, mis ojos, cuya atención se plasmó en ti, te saludaban. 

Pérez: Y su mente a su cuerpo impulsaba descargas, se ejecutaba la orden de soltar una tras otra palabra. 

Mientras su mente y mi mente se centraban únicamente en un par de dedos y manos inquietas que dirigían un viaje inmerso que navegaba por nuestras aguas. 

Le pregunté su edad. (veinte años la mía).

Se sorprendió, y susurro repetidamente: Eres muy niña.

Yo me sentía exquisita. 

Exquisitos pensamientos en voz alta: 

-Alguna vez yo tuve tu edad...

-Alguna vez yo tendré la tuya.

 

Pasamos a primera persona\'

 

Tu cuerpo demandó agua en su interior, mi cuerpo demandó agua en su exterior.

Y sábanas...

Besaste la sal de mis pechos, succionaste de mis labios el placer. 

Ojos feroces y me fui tras de ti.

No puedo aparentar, pues no puedo evitar ser. 

Dijiste que era tímida, será porque aún me mantengo en medio de la balanza.

La transición de niña a mujer. 

Se refleja mi esencia de niña...Llamaste pura mi energía.

Lo furtivo y angustiante de ello, es que desvancerá poco a poco.

Quedarán cenizas, arderá en la hoguera..

Poco a poco se beberá el agua pura de mi recipiente, se consumará. 

Quedarán sólo huellas. 

Desaparecerá el sostén de ésta función. 

Todo se intensifica el momento después del momento. 

Aludo a la sensación de tu piel con mi piel.

(Tus lunares, mis caricias estremeciendote, mis besos por tu piel, desestabilizándote, tu provocador y rápido atrevimiento...)

Cuando un abrazo: Dos igual uno.

Tenía escombros esa noche, y tu piel.

La luz del día iba arrimando, cortina caídas, tenue y blanco.

Yo nerviosa por mis cabellos negros sobre tu cama, la pequeña mancha de sangre que dejé en tu blanca toalla.

El sonido del tenedor contra el suelo, la primera noticia del día, plena luz del sol, mis pensamientos de Jengibre y agua de limón...

Un libro sobre poesía completa de Borges, un instrumento Jamaiquino llamado guiro, colección de discos...

Paredes blancas, sábanas blancas, camisas blancas, toallas blancas...

Regresaban mis escombros al final de la escapada...

Me sentía parte de Jean Luc Godard...

Así que un fragmento de la página treinta y uno,

Y huir.

Abracé el momento y Carpe Diem.

Y sí, lo llamé fetiche. 

Mi mayor miedo es marchitar sin florecer. 

Tú marchitando, yo floreciendo.

Yo floreciendo, tú marchitando. 

Floreciendo mientras juntos marchitamos.

Marchitando mientras juntos florecemos. 

El tiempo no supo y se congeló. 

Pausa, silencio, voz.