Incendios en mi cabeza anuncian mi muerte,
mi corazón ausente se presenta uniforme
con temple de acero mi pecho responde,
el cuerpo no resiste la eterna llegada.
Estoy muriendo, pero no me duele,
la sangre que corre en mis venas
hierve al recorrer el ramaje que la envuelve,
el camino que llevo detrás es indomable.
En mi mente las alucinaciones aturden,
mujeres desnudan acorralan mis dudas,
la embriaguez que eh cargado desde el inicio
me provoca llorar acido en el tiempo vivido.
¡Muerte! a muerte huele mi aliento,
muerte habita mi alma y mi ser,
penetrante, agobiante explota en mi piel,
en el universo mi luz se extingue,
al cargar con los dolores que me afligen.
Hieren los infinitos que me envuelven,
mis mujeres ahora duermen,
pero ya no hay prisión en mi interior
y aun así no puedo diluir este temor,
en lo profundo del silencioso amor y dolor.