LA CITA
En este otoñal parque,
observando las flores ya marchitas,
esperas el embarque,
ansías esa cita,
la dulce paz que tu alma necesita.
Tu amor se fue con ella,
con ella se marchó tu pensamiento
y ahora, en esa estrella,
en ese brillo argento,
vislumbras, en su luz, su llamamiento.
Con ella fue tu vida,
la alegría, la luz de tu mirada,
y se agranda tu herida
con cada bocanada,
con la angustia de un alma abandonada.
Vagas como un fantasma,
cual cuerpo desprovisto de su aliento,
apesta tu mïasma
a muerto en movimiento,
incapaz de aguantar tu cruel tormento.
Ayer, a media tarde,
acompañado por la suave brisa,
te fuiste, Dios te guarde,
compuesta una sonrisa
y en una mano, un ramo de melisa.
Y hoy en el firmamento,
juntito a aquella estrella hay un lucero
que brilla de contento,
como fiel escudero
de su amada, su paz, su varadero.
Diciembre de 2016
Jose Cruz Sainz Alvarez