Letanía
La noche, anidó en tu pelo,
la brisa acarició tu piel,
de lejos te miraba el cielo,
y tú, te miraste en él.
En tu mano, se posó la luna,
fingiendo ver tu desnudez,
y tus labios cual jugosa tuna,
Igual, que la última vez.
Tu cuerpo, silueta inmaculada
en la arena mirando al mar
y la luna eterna enamorada,
no te dejaba de mirar.
Tu corazón, latiendo sin prisa
al compás de la oscuridad,
al lado la monótona risa,
la vida, en la ciudad.
Autor. Versos finitos