Izandro

Soledad

 

Si la soledad fuera una novia consentida,
o el preludio de la caricia,
de un joven enamorado,
reseco y sin espinas moraría el rosal,
dando aromas de rosas muertas,
en el jardín de las caricias y los abrazos.

Si el abrazo fallido me abrigara,
y en el dulce consuelo de su recuerdo,
me hablaran de tu nombre cual aurora,
despediría a la tarde con las alondras,
aquellas que en cantos te alabaran.

Me pregunto si la ausencia es un delirio,
y si el olvido es parte del ocaso,
y no hallo las respuestas a mi amorío,
al darme cuenta de que el tiempo es un fracaso.

Si la soledad tuviera nombre de mujer,
y si el Amor fuera un amante caballero,
tomaría riendas y la buscaría,
montado en brioso y pinto corcel,
la buscaría,
entre las sombras de las noches sin luceros,
y la aurora renaciente,
como un Cristo en nuevo día,
para alcanzar como promesa,
a sólo darle un beso,
y ahogar esta soledad intensa,
que me duele, y me lastima.

Si estar enamorado de tí,
y amarte de forma más intensa cada día,
es un regalo del Alma y de los cielos,
no sé por que el corazón me dolería,
ni por que se estruja mi Alma con celo intenso;
Si esta soledad, fuera mi novia consentida,
gustoso la amaría,
para darle mi corazón... y también el Alma mía.