Sigo la huella delgada
de tu pie sobre la arena,
esperando que me lleve
a la mágica rivera,
donde tus ojos alumbran
la gloria de tu belleza.
Sigo en el cielo nocturno,
la ruta de las estrellas,
para ver si tu mirada,
hasta mis ojos se acerca,
y así quemarme en el fuego
que tus pupilas destellan.
Sigo del mar la resaca,
cuando baja la marea,
para buscar en sus simas,
el canto de las sirenas,
que el hechizo de tu voz,
y tu acento me recuerdan.
Sigo a través de las flores,
a mariposas que vuelan,
para encontrar el perfume
de jazmines y azucenas,
como el que exhala tu piel
que traspira primaveras.
Sigo una brisa de otoño,
que tu negra cabellera,
busca para acariciarte
con su dorada tibieza,
y porque estés más hermosa
en tus rizos juguetea.
Sigo un impulso invisible,
que hasta tu alma me lleva,
para morir en tus brazos,
cuando tu boca me besa,
bebiendo la última gota,
del cáliz de tu belleza…