Ojos perdidos en la oscuridad,
Los míos te buscan,
Llenos de miedo y bondad.
Oh Bienamada, ¿dónde estarás?
¿Por qué están prohibidos
Tus labios, y su dulce voz?
En bosques de ámbar abandonados,
Sellados en silencio esos ósculos.
Ahora no puede veros de nuevo
Mi alma extinta esta,
Y la bella muerte sonríe,
Para olvidarte y perderte ya.
Sí así fuese, este será
Mi final, pero mi prosa
Vivirá, y el amor de este
Oprobio nunca te dejara.