Volver al padre viento y sus plegarias,
retomar por la senda humedecida
de la fronda con sombras milenarias
y perfume a madera enmohecida.
Escuchar el rumor del arroyuelo,
el concierto de trinos en la altura,
el batir de mil alas rumbo al cielo,
atisbar la montaña y su hermosura.
Volver al claro espejo de los lagos,
al verdor que aprisionan las marañas,
a los cuentos de gnomos y de magos,
al tenaz quehacer de las arañas.
Volver y ser ladrón por sólo un día
para hurtarle al bosque su poesía.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.