Intente pero no pude.
Intente pero me extravié.
Mire tus ojos color cafés y me perdí en su afabilidad.
¿Por qué los miraba fijamente? ¿Por qué pretendía yo mirarlos tanto tiempo?
Intente despistar mi petulante actitud.
Deslumbrantemente te diste cuenta de mis alegaciones con involuntaria magnitud.
Tus ojos se dirigían hacia mí con estupor. ¿Qué sucede? Me preguntabas atisbado.
No pude contestar a total plenitud. No sabía qué decir.
Mis manos temblaban tanto como mi voz.
¿Cómo explicaba mis sentimientos al observarte?
Tu ademán era explícito. Tan erróneo.
Preferí marcharme. Intenté quedarme, narrarte cada letra, cada palabra. Pero no pude relatar nada.
Mi presunción se marchitó y mi plenitud se marchó.
Jei González