Cuando arrastres por el mundo
las derrotas de tu vida
y encuentres un jazmín
en la oscuridad de tu camino
no empañes su hermosura
con la ruina de un vencido.
Si una niña con la piel desnuda
muestra al aire su pasión entera
como desplegada bandera
sonriendo de amor complacida
no le muestres tu alma vacía.
Que no se apague su sonrisa fresca
al ver la acidez de tu existencia.
Muere, pasa, olvida, llora, vete…
Mas no toques al jazmín en su
blancura.
Y que la niña en paz
guarde en su alma el amor
así como vive el aroma
en el cáliz de una flor.
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