Aquí me tienes risueña, aquí me tienes.
Soy como un ánfora que desea llenarte
de amor y de luz para que no puedas secarte,
¡Si vieras cuánto te amo risueña,
si vieras cuánto te amo!
Canto a los vientos el mágico verso
que nace y se asoma,
como ave en lo alto, como el viento callado… amor, ¡Si pudieras ver lo que llevo aquí dentro te aseguro amapola que vendrías corriendo!
Y sería mi canto como bello universo,
y así de contento sería mi verso
como lluvia de mayo, como nieve de invierno.
Pasearíamos juntos por las verdes montañas,
por aquellos jardines
de la Roma y la Francia,
cabalgando sin rumbo entre las alas del viento,
como si fuésemos guiados por un corcel invisible.
Y será nuestro amor como aquella blancura, de las nubes del cielo o la espuma del mar,
en que pueda escribirse en la flor la dulzura
de dos seres que viven no más para amar.
la blanca paloma con su tierna mirada,
nos dará la noticia de un grande aleluya
de que vienen bajando del templo del cielo
dos ángeles bellos con cabellos de oro
con la grande misión de unir por los siglos
mi alma a la tuya.
¡Será entonces amor de mis días!
¿Que seremos felices no más medio día?
¡jamas mi adorada!
si apenas vivimos lo que aún no ha empezado,
ven, dame tu mano, y vayamos al mundo, aquel que has soñado.
He iremos risueña caminando y andando por caminos de amores,
veremos ahí lo que dicen amarse
y sabrás que no todo lo que brilla es diamante,
también es tristeza con muchos dolores.
Sigamos andando flor de mi vida,
que ya estamos llegando al lugar que has soñado,
ahí hay cisnes que cantan, pavos reales que hablan,
mariposas que escriben con sus alas historias
cuando pasan aquellos del amor a la gloria.
Ahí está, ¡Oh, mira amor de mis días!
el mundo que tanto has soñado,
es mi casa pequeña y humilde
con dos copas de vino y un rincón para amarte.
INCOGNITO