boris gold

AL FIN Y AL CABO.....TODO EL AÑO ES CARNAVAL

…y llegó el carnaval, la alegría y el desenfado campean por doquier, la consigna es divertirse, desinhibirse, total detrás de un disfraz , las miserias, los problemas cotidianos y las desventuras quedan desdibujadas , tras una careta de sonrisa amplia.

Y nosotros “los humanos” los que estamos disfrazados todo el año de decentes, honestos y moralmente correctos, pero capaces de cometer los actos más atroces y horrendos, nos parece la cosa más alegre calzarnos una careta y salir de jarana.

Las comparsas atronan  con el retumbar de sus tambores, grandes y chicos se contorsionan al compás de esa música desenfrenada, nadie se acuerda que el mundo está pasando por un momento harto difícil, ese mismo mundo es como una alfombra gigante , donde toda la mierda se barre debajo de ella, alguien ya lo dijo; SI HAY MISERIA…QUE NO SE NOTE.

Y así, sobrevolando sobre este cuadro colorido por cierto y tratando de desmenuzar de alguna manera la analogía de lo aquí narrado con la realidad actual, llegamos a la conclusión , que por desgracia, tienen mucho que ver.

En primer lugar: funcionarios  que han sido elegidos  para solucionar nuestros problemas que son muchos por cierto, ellos, con sus disfraces de hombres probos y decentes, nos llevan a una crítica situación digna de mejor causa, ¿acaso no se ponen su mejores máscaras cuando dirigiéndose al pueblo, les prometen las grandes panaceas  que ni sus abuelas les creen?.

Hablemos de militares: disfrazados de patrióticos soldaditos, cumpliendo “sacrificadamente” el honroso acto de defender  nuestra sacrosanta libertad e independencia de intereses ajenos, mientras tanto piensan para sus adentros, que nosotros los civiles somos gente muy inferiores, por consiguiente consideran como un deber, ser defendidos por ellos,  están convencidos  que dentro de sus disfraces militares, nos pueden llevar a la gloria eterna .

En tercer lugar y en un cuadro destacado, están nuestros hombres de negocios,  con sus bonitos disfraces de gentilhombres, donde se destacan por sobre todas las cosas su don de gentes y su educación extraídas de buenos colegios y mejores universidades , que están entre nosotros para cumplir el honroso rol de que la economía no sea una mala palabra, ellos son los hacedores que desde sus empresas,  generen los empleos para el buen vivir de sus empleados, la realidad nos muestra un cuadro decepcionante  del accionar de dichos empresarios, los trabajadores cada vez en peores condiciones de vida y los otros dándose la gran panzada con sus dividendos.

Y en este colorido desfile de máscaras, no podía faltar una por demás importante para todos nosotros, “ NUESTRAS CREENCIAS RELIGIOSAS” y con todo el respeto que me merecen los no creyentes,  ateos, agnósticos etc etc  quiero meterme un poquito en la vida de los que si creen.

Llegamos al siglo veintiuno y una gran parte de la población religiosa del mundo, vuelve a las mismas andadas que allá lejos y hace tiempo, cuando una buena porción del planeta venía siendo sojuzgada  en nombre del Islam y su Dios, hasta que otros en nombre de su fe, que consideraban la verdadera, me refiero a los Hermanos Templarios que en nombre de sus sagradas creencias, cometían las mismas tropelías que sus adversarios.

Va pasando el tiempo y  se aquietan las aguas, la tolerancia es posible, inclusive hay un acercamiento entre  las distintas religiones, hace su aparición un nuevo Papa con ideas claras, con respecto a la convivencia  entre seres con diferentes creencias.

Hasta que nuevamente y luciendo sus mejores disfraces de hombres puros e inmaculados, aparecen los mismos y viejos apóstoles de la intolerancia religiosa en la voz de un nuevo Islam, esta vez con nuevos y tétricos postulados, todo aquél que no sigue los postulados del profeta, los llamados infieles  deben morir, no hay lugar en el mundo para los que no piensan como ellos y ante nuestros ojos se presentan, con una crueldad antes nunca vista.

Sin darme cuenta me estoy riendo a carcajadas, pues estoy recordando que alguien a esto lo llamó ¡CIVILIZACIÓN!...

Mientras me voy alejando del bullicio y el frenesí  del carnaval, se va apagando  el retumbar de los tambores hasta que a lo lejos no quedan vestigios  de esa fiesta.

Como un tromba se me escapa un pensamiento que me hace detener la marcha: A PESAR DE LOS AÑOS TRANSCURRIDOS…EL PLANETA NO APRENDIÓ UN CARAJO.

                                   Boris Gold   (simplemente… un poeta)