Estoy mirándote, esta mañana
y no distingo el lento paso del tiempo
como antes, la curva de tu cuello
llenó de vértigo mi pecho.
En la mirada, adormecida de hastío
intuyo el desencanto de tus cuarenta
el fracaso de todos mis trucos
con la mágica esperanza, diluida.
Conejos muertos y palomas desplumadas
dices, son mis rutinas
¿como puedo conformarte?
amor descolgado, en escenario desteñido.
¿Asombrar al infinito, los ojos
inmacular la camisa blanca
subiendo desmesurados brazos?.
Entonces, en absoluto silencio
el supremo don de mi mágia
haga, lo que nadie vio jamás
cómo el mago, se dice enamorado.
Y de su boca, como huracán
salga tu nombre alabado
en tanto las manos
ilusionan tu amado cuerpo.