Esteban Mario Couceyro

El mago

Estoy mirándote, esta mañana

y no distingo el lento paso del tiempo

como antes, la curva de tu cuello

llenó de vértigo mi pecho.

 

En la mirada, adormecida de hastío

intuyo el desencanto de tus cuarenta

el fracaso de todos mis trucos

con la mágica esperanza, diluida.

 

Conejos muertos y palomas desplumadas

dices, son mis rutinas

¿como puedo conformarte?

amor descolgado, en escenario desteñido.

 

¿Asombrar al infinito, los ojos

inmacular la camisa blanca

subiendo desmesurados brazos?.

 

Entonces, en absoluto silencio

el supremo don de mi mágia

haga, lo que nadie vio jamás

cómo el mago, se dice enamorado.

 

Y de su boca, como huracán

salga tu nombre alabado

en tanto las manos

ilusionan tu amado cuerpo.