El sigilo hoy no es màs que tarea para poder verte desde mi ventana trasera.
Husmeo tus ropas que has dejado en el frìo suelo,
más frìo sin tu pies descalzos.
A el impostor lo odia mi alma ahora rugosa,
que por verte llorar por él se cae a pedazos.
Avivo la ilusiòn de esta noche volver a espiarte,
me camuflo en el patio trasero, acechado por las despiadadas ganas de raptarte
Mi lupa magnifica tu belleza,
tu voz,
tu pelo,
tu boca de cereza.