donrevis

SALI DE MI

SALÍ  DE  MI.

Salí de mí, en fría madrugada,

Desnudo, galopando sobre el viento,

A buscar esperanzas y momentos

Con que vestir mi alma abandonada.

 

Descansé sobre el lomo de la luna

Que preparaba ya su retirada,

Me susurró, con brisas plateadas,

Que no esperara de ella gracia alguna.

 

Alcancé con mis manos una estrella,

Le conté de mi pena y sufrimiento,

Me contestó que yo estaba sediento

Del mismo agua que le faltaba a ella.

 

Llegué a abrazar al sol de ardientes brazos,

Me dijo que sabía de mis cuitas,

Y con una altivez casi infinita,

Me despidió con palabras de rechazo.

 

Bajé a la tierra triste y compungido

Y me abracé al centenario roble,

Me habló de su ascendencia noble

A través de su savia, sin sonido.

 

 Lo profundo, contó, de su raigambre,

De sus problemas por crecer derecho,

Transmitió de su tronco hasta mi pecho

La esperanza en forma de calambre.

 

Me transmitió su fuerza vencedora

De los veranos y del cruel invierno,

De largos años de cruel infierno,

La fuerza de su tierra luchadora.

 

Me remojé en las aguas del arroyo

Que discurren alegres, saltarinas,

Dictando su canción a las Ondinas

Que dieran al verdor su fiel apoyo.

 

Me dieron el frescor y la alegría

Tan ansiadas por mí para mi alma

Y, mi sombra, recuperó la calma,

Volviendo a acompañarme cada día.

 

Me planté en la cúspide del monte

Y de belleza se llenó mi entraña

Al contemplar, como si fuera extraña,

Esa luz que brillaba en su horizonte.

 

Y comprendí lo cerca que tenía

Esos momentos que necesitaba,

En esta Tierra Madre que me daba

La fuerza, la esperanza y la alegría.

 

Junio de 2016

Jose Cruz Sainz Alvarez