Bajé al Parnaso de mis días
entre Cícladas vertidas de abandono,
y era tal la herida de la muerte mía
que se vencía impía en su retraso,
en la laguna Estigia se desnuda
y se anuda de imperio envilecido,
el torso huido... aún se aflige
de pálidos y homéricos trabajos.