¿Qué se siente cuando estuvo entre mis brazos
sin poder siquiera un minuto de ella apartarme
para que el corazón me hable intenso y alado
siendo imposible que ni un invierno constante
congelara atracción nacida estando a su lado?
Esa respuesta déjame decirte entre mis brazos
la tengo desde que me apoderó tan cautivante,
mis ojos la marcaron, la miraste, nos miramos,
hiciste una pausa para tomar aire tu semblante,
fundidos fuimos besos, nos fuimos de la mano.
¿Cómo voy a hacer para no olvidar ser amado
toda la noche, desde la luna hasta levantarme,
recorriendo dos cuerpos sin tiempo ni espacio
el paraíso que hizo su amor a lo largo del viaje
manteniendo dormido el dolor y vivo mi paso?
Para recordar la eternidad de tanto fuego dado
cuando su cruzada, mía parecía de no acabarse,
tomé de ese cuerpo como rosa ardientes pétalos
que aún mantenían vivas las llamas de la tarde
e hice de su flor este monumento sin los cardos.
¿Se repetirá nuevamente hoy como ese pasado
por ser tan reciente ya que el ayer aún me late
entre mezcla de sexualidad y voces de tornado
solamente por sentir su vida demostrando arte
incitando la pasión lo que habíamos probado?
Ahora miro esa imagen puesta en un recuadro,
el pulso de la sangre me revela aquel instante
me sentía tan joven, lleno de energía, agitado;
aunque el tiempo conserve su huella flagrante,
siempre vivirá en el alma, ese amor de verano.