Viejas costumbres como en los viejos tiempos...
No es un poema, solamente son lamentos,
no es la esperanza, es la casualidad que avanza, la intensidad de un sol que no tengo claro si quiere arreglar alabanzas ó simplemente quiere llevar a cabo cierta venganza con la que pago en alma un amor que no puedo alcanzar, quimera de mis estragos, trago saliva e intento recordar la razón del por qué te fuiste y todo se apagó.
Un misterio, un dolor retorciendo la pasión que un día te quiso brindar mi enfermo corazón... un poema, una canción eterna de la que mi alma ciega sigue enferma, casualidad del karma cuando piensa que vuelves con un as debajo de manga.
La carga que llevamos cuando el corazón vuelve a latir sin existir lo que nos encarga, alfil que se come a la reina para dejar luego al rey morir, no sé fingir lo que me apena, sufrir cien años de condena por volverte a sentir, aquí... lejos de la tierra donde nos tuvimos que despedir, cerca de la guerra que nos hizo sucumbir, dos almas en una para siempre juntas vivir en la distancia, en olvido, en la impaciencia de querernos tal y como nos hemos querido... tu abandonaste y yo, yo me habría ido... vuelvo otra vez aquí porque en el fondo sé que hablamos por un viento que no se ha extinguido, entendemos nuestro ser pero ahora está más que prohibido, ojalá hubieras reaccionado en un ayer... el querer no se hubiera disipado entre lágrimas del poder, hoy te tendría a mi lado disfrutando del querer tan fuerte que nos fue otorgado, qué malo es irse sin saber como nos hubiéramos besado...
Un siempre se nos ha escapado... no diré que el nunca se nos ha apoderado, porque siempre te tendré donde te he esperado, porque siempre te querré como habíamos acordado...