Era esa hora, en que al sol
le sobreviene el sueño,
el cielo se vuelve romántico
con su colorido anaranjado,
a esa hora vienes a mi mente,
pero no estás a mi lado
y me abraza esa necesidad
imperiosa de ti, de tu piel,
tu carne, el rose de tus labios,
tu pecho en el mío.
No puedo soportar tu ausencia,
me decido, tomo mí celular… y te llamo…
Hola cielo ¿Sabes que me gusta
cocinar… cierto?
Claro que si amor…
Bueno… te llamo para hacerte una invitación…
Te invito a comer y…el amor me queda riquísimo…
¿Te lo hago?...
Un par de segundos al otro lado, una carcajada,
¡Qué ingeniosa… me dice… te amo!... Voy en camino.
Unos minutos más tarde… escucho el timbre.
Shedar.