Yo quise tu ternura, amor, como única paloma,
en la arena, tu nombre me escribía mi destino,
yo sembré la tierra desde tu cuerpo de luna,
tú me ardiste en tu pasión y yo fui consumado.
Tú eres mi espíritu, mi alma de miel transparente,
anidas mi silencio triste entre tus anchos párpados,
marinera de mi cuerpo, deslumbrante y milenaria,
toda tu existencia es mi eternidad terrestre.
Yo no le daré flores a tu muerte, sino a tu vida, mía,
la marea del tiempo nos descubrirá abrazados,
con las ganas gastadas de tantos luceros eróticos,
con la edad bebida por los años y sus pasos.
Yo quise tu piel dulce, como única geografía,
las profundidades de tu falda como único misterio,
día tras día la pasión nos navegaba piel adentro,
el amor nos hizo, con el rítmico movimiento del océano.