Y tú, que eres un experto en barra de bares,
tienes mi pecho entero al descubierto
para apoyar tu cigarrillo
y aquel vaso de vino envenenado,
por el carmín de otros labios.
Y tú, que tienes pasaporte abierto
para vivir cualquier sueño,
pretendes quedarte sin dormir todas las noches,
para no aparecer yo, en tus sueños.
Y tú, que mantienes un beso mío
desde el momento que te lo di,
no pretendo recuperarlo
ya decidiremos como repartimos el resto del ajuar doméstico.
Porque una vez nos podemos morir
y puede no pasar nada,
pero dos veces ya es imposible.