A veces siento como si esperara algo que nunca va a ocurrir,
nadando en nubes turbulentas, tratando de alcanzar
un horizonte que se traga el sol.
Y voy por un camino frío y largo que se pierde en la noche.
Y solo está la Luna, plateando con su luz
una lista interminable de errores
que como estrellas no alcanzo a contar.
Y mi mente se vuelve un torbellino de nubes pasajeras
que viajan por el campo sin cesar
y solo se oyen los sonidos del silencio
matizados con las notas de mi viejo piano que lo inunda todo.
A veces me canso de esperar algo que no va a suceder
y dejo que el tiempo corra a su antojo por mis campos.
Deshojando el calendario, me siento a ver las nubes pasar.
Y al caer la tarde con su manto sombrío a veces me pregunto
y me respondo con los mismos acordes del piano:
¿Para qué?