La veo incrustada en el viento
delineando a la luna
y de pronto se esfuma
cuando me despierto.
¡Qué tormento, qué tormento!
mordisquear olvidos
para tragar suspiros
como alimento.
Que siga incrustada en el viento
y que siga delineando la luna
que al fin y al cabo la ternura
nos pernocta muy adentro.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela