Llegaste como un intruso,
salí por un instante, frente a mi estabas,
nos separaban unos metros de distancia
me miraste y fuiste a mi encuentro...
Mi reacción fue casi salir corriendo
tanto temor se ha apoderado de mi,
tras fallar en el amor...
no quiero, no quiero más desafíos.
No quiero interactuar, no quiero conocer
no me interesa nada más.
es lo que resuena en mi cabeza,
más mi corazón triste me reclama...
No se cansa de ser malogrado,
no se cansa del abandono,
no entiende que no es bueno sufrir,
y él, aún así, pide a gritos que quiere una ilusión.
Como intruso llegaste, y con ese simple gesto
de proximación, de romper esa barrera invisible
lograste robarme una sonrisa,
y mi corazón palpito con fuerzas.
Me traicionó de nuevo, volvió a latir
sin que la razón pudiera advertir,
en qué nueva aventura te encaminas,
solo sabe amar, aunque pierda al final...
El camino está trazado,
a aquel forastero, que atravesó la barrera.
¿Qué será de este corazón, que iluso se entrega?
que a pesar de tenerlo cautivo para no sufrir,
se aventura de nuevo y desafía a la razón.
Quiere con todas sus fuerzas volver a amar
volver a sentir, aunque el miedo le envuelva.
Disiparlo quizás, con un beso y un abrazo
que de calor y esperanza a este corazón.