- Sientes la brisa? El aire es fresco, con un leve olor a frutas maduras, se sienten algunas gotas de una suave garúa, y el crujir de las hojas bajo nuestros pies nos regala una sinfonía de música pura...
Mientras dices esto, abres los brazos y levantas el rostro, como queriendo aspirar los aromas que nos regala el bosque en tamaña pintura. El castaño de tu esplendorosa cabellera hace conjunción con los marrones y dorados de este genial cuadro. Casi puedo sentir las brisas de otoño, que con su suave canto invitan al sueño a la naturaleza toda. Casi puedo sentir el suave murmullo de un arroyo, que a lo lejos entre luces coloridas y suaves chapoteos, guarda la magia de duendes y hadas que bailando se divierten en sus cristalinas aguas. Casi puedo sentir el alegre canto de algunas aves, que en sus nidos cuidan a los crecidos polluelos; y el travieso revolotear de las ardillas, que frenéticamente buscan semillas para su almacén de invierno. La magia del bosque nos contagia, y nos lleva a disfrutar de una bella tarde de otoño.
- Me acompañas, poeta?
Tiendes tu mano hacia mi, y sonriendo, me invitas a pasear a tu lado, en esta tarde perfecta....