No sé por donde empezar,
tengo tantos deseos de ser dueño,
pero ahora solo tengo un sueño,
que es poseer mi propio hogar.
Haré como el primer albañil,
levantaré una casa con mis propias manos,
eso que hicieron los primeros humanos,
después, tras la primera hicieron mil.
Soñar no cuesta dinero,
de noche todo el mundo es mío,
y soy el más rico propietario.
Trataré mi casa con el mayor esmero,
a veces yo solo sonrío,
son sueños irreales de un proletario.