Y otra vez me visitó tu ausencia
Y escuché que me nombrabas,
escuchaba los gritos del silencio
y tus mudas palabras
que dulcemente susurraban en mi oído
y me decias que no estuviera triste,
porque a pesar de la distancia
tu corazón seguía ligado al mío
y seguían unidas nuestras almas.
El eco de tu voz me repetía
que en tu pensamiento me llevabas,
que entre nosotros no existía
ni espacio ni tiempo
y con un tierno beso
enjugaste mis lágrimas.
Me pediste también
que dejara mis miedos
durmiendo bajo la sombra
del árbol del olvido,
me dijiste que no sufriera más
y que ya no dudara,
porque tu aún me seguías queriendo
y que estarías conmigo.
ARAN