Carlos Brid

UN CAMINO Y UNA FRONDA

 

Todo quedo en el tamiz viviente

la sed apagada a tiempo

la sombra buena cuando todo eran brasas

la voz intacta para dormir la angustia

una ruta y una fronda al final

un tañido solitario en los campos dormidos

el prodigio de tu cuerpo

la espesura de tu estatua que nunca esta quieta

mi canción y mi plegaria en tus oídos

el cauce tributario de tus besos

y el país de tu ternura con llanuras vastas.

Anidarme junto a ti en las tardes rurales

ese refugio donde yo me abrazo

para extirpar las dudas y dejar de ser,

un macho solitario en la colina

y en la quebrada y el cielo de tu piel

hagamos un litoral sembrado al infinito

con tu vientre florado y latente.