Mensaje en un botellón.
Me desperté un miércoles 21 con un tibio sol apoyado en mi ventana. No me equivocaba al desesperarme al leer un mensaje navideño del rector de la facultad felicitando a los alumnos por la navidades y deseando suerte en los exámenes.
Dios mío, si aún ni me he comprado los libros- autoexclamé sintiendo un gran dolor en mi cabeza y hablando con mis sábanas que me miraban perplejo.
Volví a caer escuchando voces en mi cuarto chino. Sentía mis dedos por los alambres de la guitarra, queriendo escapar de la realidad mientras cantaba:
Noto como proceso información ,
con bajas expectativas.
Sé que acabaré encerrado en una bodega,
lo leí en una botella.
Pero no hay manera de ponerme el disfraz por la piel
con el cuerpo mojado por dentro.
Obligado a soñar con llegar a California.
Muchos están escribiendo en un botellón:
Socorro,
no quiero ser emprendedor.
Sé que no estoy solo.
Solos están los androides ,
analizando la información del botellón.
Miles y miles de personas,
se dan cita en la orilla del parque.
Algo está ocurriendo en el mundo,
se llama desmotivación.
Por eso dejamos un mensaje en un botellón,
con una invitación.
Para que se lo lleve la corriente,
a un mundo mejor.
Angelillo de Uixó.