TITULO: POÉTICA DEL PERIODISMO
JOSE ORLANDO MELO NARANJO – COLOMBIANO
Cuando la eterna vigilia de la noche, conjuraba a los delicados retoños de los ensueños, el corazón del periodista latía con rapidez, porque la adrenalina lo hacía debatirse entre la vida y la muerte, esa muerte que soñaba la carne como la esencia de la nada, como el amparo simbólico de lograr apagar los sentidos y dejar de padecer, porque su actividad humana y periodística, con la música de las balas le había atravesado su pecho.
Por ello, entre llantos y mormullos se preguntaba así mismo: ¿Que estoy pagando? ¿Qué Pena estoy purgando? Nada, nada, respondía un amigo suyo, simplemente eres víctima de las palabras presidenciales de aquel individuo que fue escogido durante el año 2002, y que apenas inicia su segunda dictadura democrática. Pero, por amor a tu esposa e hijos, oculta tu temor, respira los mares de la serenidad profunda y no te agites más, sé que pronto llegara la ambulancia.
De repente, se escuchó el timbre del celular de aquel fiel amigo que trataba del calmar los talismanes que cantaban magias militares y de falsos positivos, a este moribundo periodista que yacía en el suelo. Entonces alejándose un poco, contesto la llamada, era la esposa del herido, la cual le decía al fiel amigo: Dile a Carlos que el odio y el rencor que envuelve el amor mitológico del dictador, sigue hablando por su boca, además de acusar con sus ejércitos de hordas salvajes, a todos aquellos periodistas críticos, comprometidos y humanos, al llamarlos terroristas y cómplices de grupos armados al margen de la ley.
Por estas razones, dile a Carlos que le ruego que deje de entrevistar a las personas que acusan al dictador de ser cómplice de la violencia rural.
Entonces la luna de marfil y el pesado pilar de la tierra, se unieron para fingir que la epopeya de los justos y sinceros algún día seria premiada, pues el premio no era más que las flechas de las balas atravesando los delicados ensueños de la vida, esa vida petrificada por la muerte, su eterna rival en la inagotable reproducción sexual de los seres.
Ese acto de fingir, no era más que el silencio del luto anticipado, y el futuro del olvido, porque el amor constituido por la presencia física y las emociones, haría que Carlos tarde que temprano fuera olvidado, y quizás se convirtiera en el recuerdo vago de la tierra, el agua, el aire y el fuego que un día le vieron nacer, cuando su madre ni siquiera se imaginaba que su hijo seria la tortura de un periodismo agotado, perseguido y mancillado.
El silencio del fiel amigo, parecía un pecado, un despiadado deseo por dejarlo partir sin escuchar por última vez, la voz de aquella que lo amaba, pero que después de velarlo y enterrarlo, terminaría encima de otro hombre, pues la necesidad fisiológica del acto sexual, vencería los recuerdos de la nada, esa nada que pronto se llamaría Carlos, y que solo podría ser pensada en tiempo presente, al interior del oscuro mausoleo del infierno, edificado y petrificado por los ojos de medusa, con aquellos materiales de la fe política.
Sin embargo, por un posible remordimiento o una presunta lealtad, el ilimitado y abstracto silencio se rompió, se hizo trisas cuando el predicado y las silabas se perdieron en medio de la ausencia del mundo, ese mundo que solo conocía la respiración agitada de ese fiel amigo, y de aquella esposa que presentía la perdición del vino añejo que la embriagaba con amor y cariño.
Luego que la angustia se abalanzo como un vil y criminal violador sobre la esposa de Carlos, ella pregunto: ¿Qué paso con mi esposo Carlos? ¿Por qué no dejas de llorar y difícilmente puedes hablar? ¿Qué paso? Dime la verdad, pues ustedes trabajan juntos en ese proyecto psicópata.
Pues bien, el amigo fiel o psicópata tomo su celular y se lo entrego a Carlos, este lo recibió mientras temblaba de dolor, y resistiendo al máximo, hablo: Amada esposa, estoy herido, comunícame primero a los niños, una menor de 15 años, y un joven de 18, ella hizo como como Carlos le pidió, las palabras fueron pocas, pero eternas en la mente de aquellos hijos que daban el adiós, ese pequeño adiós que materializaba la esperanza de una atención medica que pudiera salvarlo, luego se despidió apasionadamente de su esposa, y le hizo las últimas recomendaciones, antes de soltar el celular y apagarse para siempre, en ese mundo contradictorio y nauseabundo.
Así fue como el tiempo asombrado por la fragilidad de los cuerpos, volvió a su loca aventura, pues una hora después llegó la ambulancia, ya que las EPS solo estaban interesadas en atender a los banqueros, empresarios, políticos y elites sociales, además de la pasión roja que cubría las calles cuando la sangre fúnebre de Carlos fue reivindicada 7 horas después, al hacerse el levantamiento oficial de su cuerpo frio, sombrío y sin vida, pues día por día los cuerpos de la nada duraban más tiempo tendidos sobre las calles, ante la indiferencia ética y moral de las políticas públicas del estado siniestro.
Al llegar a su casa, el examigo de Carlos, el que antes fue su fiel amigo, porque él estaba vivo, sintonizo la radio, y allí se sorprendió al escuchar a los pretendidos periodistas, decir: Muchos comunicadores sociales están siendo perseguidos y asesinados, por tener relaciones directas con grupos al margen de la ley, y hoy son velados porque fueron víctimas de los ajustes de cuentas. Por ello, rogamos a nuestro estimado y amado Presidente, que nos brinde su divina protección para que no seamos confundidos con toda esa plebe, pues nuestro rey, jefe y patrón, sabe que trabajamos para las empresas masivas de información y comunicación, y que no chistamos, ni la más mínima palabra y ofensa en contra de todo su régimen.
Finalmente, el examigo apago la radio y se marchó para siempre de ese lugar, país o nación, que históricamente se había ensañado contra el periodismo.