Antes de la cuchara no había más que pan con ajo,
la cocina no era necesaria no había nada que guisar,
el pobre trabajaba la tierra sin nada que arrancar,
solo se podía llamar esclavitud a esa clase de trabajo.
Cuando empezamos por primera vez a comer,
la mujer ya no era solo una máquina de parir,
en la cocina se olía los buenos guisos al hervir,
y se oían cantos alegre con el buen beber.
Amigos cantemos aquello de a beber y apurar,
las copas de licor,
que el vino hará olvidar las penas.
Que con las barrigas llenas,
no habrá por qué llorar,
ni tampoco faltará el amor.