ESTE DEVENIR EFÍMERO
Hexadecasílabos.
La fosa del ostracismo, donde me hallaba internado,
llegaste a abrirla mi amigo, en un gesto solidario;
igual lo dijo Tolstói, también fui resucitado:
¡y del olvido, arribaste, a retirarme el sudario!
El paso por las antípodas, fue demasiado exigente,
al mismo sol me acerqué, buscando mi propio fuego;
y fui probado con creces, en el crisol más ardiente:
¡después del tráfago amargo, por fin de nuevo aquí llego!
Sufrí el rechazo de todos, los que a mi sombra crecieron,
y en canicular desierto, no les importó arrojarme;
un huerto bello brotó, justo allí donde me hirieron:
¡no les deparo ojeriza, llegué fue a reivindicarme!
Así como Miguel Ángel, al David dejó esculpido,
a mí también me tallaron, las mismas vicisitudes;
y ahora que estoy de vuelta, ya me encuentro resarcido:
¡vengo a tenderte los brazos, y a que tú, hermano, me ayudes!
A todos nos es común, este devenir efímero,
y en nuestra forma exterior, cuando menos lo pensamos...
se desgasta nuestro cuerpo, cual le sucede al polímero:
¡entonces en un pis pas, sin remedio nos marchamos!
Cuando sin ningún aviso, el dolor la puerta toca,
afloran nuestros complejos, tornándonos casi humanos;
cada quien recursos busca, y hasta al creador invoca:
¡porque de ahí en adelante, harán festín los gusanos!
No dilapidemos más, lo que en vida aquí sentimos,
la palabra con cariño, o el abrazo de ternura;
para qué esperar después, si a lo mejor nos morimos:
¡y de nada sirven ayes, al pie de la sepultura!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino