En aventura de ciudad grande...
Fue una noche larga aquella
que nos separó y juntó
nuestros caminos, ella mi flor
en la Ciudad de los Confines
y yo lejos en aventura de ciudad grande
intentando adaptarme para sobrevivir
con éxito en medio de tanta gente
que camina y camina silenciosa
encerradas en sus jaulas como
avecillas presas...
que solo pueden cantar sus penas
y dolores de encierros
por no poder volar
sus naturales libertades.
Caminantes sin camino
llegando de noche, caminando a tientas
¿qué es lo que esperas?...
Como aldeano de cerro y montaña
de río y siembra cultivé mi semilla
y reconocí mi orilla y luché por ella
enfrentando realidades de origen
muy distintas…
Caminé y caminé cuadras y cuadras
de cemento duro sin sentirme ajeno
por venir de donde venía
disputé, mi lugar
con el que quisiera disputármelo,
gané y perdí,
infinitas veces me rehice…
Orgullosos de ser hijo del campo
de la lluvia y de la gris arcilla,
de mi Escuela N° 44 de Hombres de Purén mi pueblo
y del blanco Liceo de Hombres de Angol,
la Ciudad de los Confines
que en un amanecer de marzo
me adoptó y vio llorar mis soledades
lejos del nido…
Cuando aún era muy chico
aunque dispuesto a enfrentar caminos
distintos, lejos del nido
y de mis viejos…
Después de seis años me vio partir
con la frente en alto y dispuesto
a encontrar nuevos caminos.