yito

Respuesta.

 

 

Estaba en eso de andar dejando

que la vida se escura a su antojo,

viendo  cual rama desnuda  el horizonte,

bajo la sombra generosa de un algarrobo,

cuando  se detuvo a mi lado el  tiempo,

 jinete de  misteriosos vientos de antaño.

Un amargo, compañero infaltable

de las horas lentas de la tarde,

 le ofreció mi alma de paisano.

 En la charla inusual que se entablara,

 me conto con tristeza de su pena, 

 por aquellos   a quien, ya nadie espera.

Vive el hombre me dijo en el engaño,

de creerse superior sobre la tierra,

siendo solo,  polvo entre las piedras,

que ni puede decidir, su ultima hora.

Le deje mi silencio por respuesta.

El monto a su caballo, sin espuelas