Había prometido controlarme la próxima vez, aunque el drama forma parte de la marioneta que soy, a veces suelto los hilos a veces me sostengo de ellos, el drama nunca ha sido una elección, es más bien un impulso repugnante que me deja la sensación de ser una caricatura exagerada, con rasgos amorfos y de repente cuando vuelvo a la calma, nada adentro tiene equilibrio humano.
En este punto controlarme será entonces una de mis más difíciles hazañas, las hazañas son las flores de la motivación, mientras logremos una de vez en cuando tendremos siempre motivación para lograr otras hazañas… como controlarse, al ser humano le gusta creer que logra cosas y se motiva, el problema con “las cosas” es que no tienen nombre y entonces nos contentamos con cualquier mierda.
Bueno, la próxima vez me voy a controlar, por suerte que a la persona que le he roto más promesas en la vida ha sido a mí misma y yo tengo la costumbre deliciosa de perdonarme, no sé porque te molesta tanto mi reacción, siempre he sido sobreactuada, soy la mala versión de lo que sea, así me encontraste, detrás de una carcajada estaba yo, esa risa estrepitosa es sólo la fachada donde se guarece mi verdad.
¿Acaso no dio tu paso con la elocuencia de mi tragedia?, te prometo que la próxima vez me controlaré pero irremediablemente eso será el final… nos vamos a perder o nos contentaremos con cualquier mierda.