kavanarudén

El beso (MAÉLICO)

Ella mira a su amante directo a los ojos.
Su delicada mano izquierda acaricia el hombro amado.
Quiere que ese momento sea eterno, mas no lo será. Dentro de poco el partirá. La atormenta solo la idea de estar lejana de él.
Su cuerpo se arquea, receptiva, pasional. Es de él, a quien se lo entregó por entero hace un año. En su vientre crece ese amor que se manifiestan, más ella no se lo ha dicho. No quiere que se preocupe, lo hará a su regreso. Ese pececillo que nada dentro de ella, será su razón fundamental de vivir. Fruto de ese noble sentimiento mutuo.

Él se entrega por completo en aquel beso.
Su tez morena, gracias al crudo sol, hace contrate con el de ella.
Su mano derecha acaricia aquel rostro adorado, puro, suave, cual porcelana fina.
Los dedos de su otra mano se enredan en sus sedosos cabellos castaños. Perfumados a rosa salvaje, cuidadosamente cepillados, peinados.
Sus ojos cerrados, para mejor deleitarse con la sensación y sentimiento que siente.
Sus sabores se entremezclan a través de la saliva, divina poción. Canela, miel, frutos del bosque, anís estrellado, clavo especie...mientras sus lenguas bailan la danza eterna de la esencia amante.
Su cuerpo ansia el suyo, como tantas veces. La protege mientras se dona totalmente.
Se respiran. Intercambian el cálido aliento esencial.
La sombra de sus cuerpos unidos, se refleja en las escaleras del castillo. Testigo silente de esa unión eterna.
Viven el momento con intensidad. El mañana, el mañana ya vendrá, a cada día le basta su afán.