Ir a misa sin salir nunca de mi casa,
beber solo en la farmacia,
predicar el comunismo a la aristocracia,
y decirle a un anémico que no coma grasa.
Ir a la jungla en busca de paz,
ser procáz en un cementerio,
decir que la biblia es un vituperio,
y buscar la tranquilidad en Alcatraz.
Me creeré el discurso del político,
solo cuando esté borracho,
después volveré a ser un escéptico.
De igual modo volveré a ser un miístico,
como cuando era un muchacho,
y convenceré a todos de que no soy hermético.