Trémula pasa la vida,
en un albor y de fuego
inquietante.
Selva otoñal y tupida
allá, nos esperan luego
adelante.
Cuando auscultes a la aurora
queriendo buscar un verso
en los cielos.
Mirad cómo el día llora
en su linaje, y disperso
echa vuelos.
Llamad a vuestras mujeres
con voces de lunas viejas
temblorosas.
Y testear los quereres
del viento, con vuestras cejas
tan musgosas.
Pasa tenue la distancia
inocua, como vibrante
alfiler;
que da saharas de escancia
al Egipto vigilante
en el ser.
Del búho del corazón
laten dorados reptiles
poderosos.
No temais, el esquilón
suena cual latidos viles
tenebrosos.
Cuando el verbo por tu boca
pasa cual verdugo hiriente
en tu voz;
la saliva buena es poca;
y la lengua sólo miente
muy veloz.
Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola