Juguemos a querernos,
luego dejemos todo así,
guardemos silencio,
miremos hacia la nada,
después de todo tenemos derecho
a nunca decirnos que nos hacemos falta.
Luego de aguantar varias decadas las ganas
contemonos un cuento,
confesemos lo que sentimos
y contemole a nuestros nietos
como dejamos pasar la vida.
Sí, comienza tu a desglosar el tiempo
y los recuerdos que aún viven en él.
Ojalá el hilo rojo no se rompa.
Paulina Dix