Cruje su sonrisa bajo el lastre,
condena latente, tras sus manos;
Sean tus caminos, tu desastre:
Hallarás reposo, pero en vano!
Pues aunque te ocultes de tirano;
la perla en tu pecho, ahoga en llanto:
Que en otros tiempos, fuese tu encanto;
aquello que una vez, te hizo humano.
Sigue, camino, por senda errante;
Apiádese Dios, de tu destino;
Y te conceda muerte, almirante:
O consigas, en tu desatino,
En labios de lino, una aspirante:
Que redima tus penas con tino.
Dlanor