Tintinean de nuevo las nubes y las estrellas.
Salpican su luz los bosques y arroyos,
ahora mismo debe nevar sobre Viena...
El muérdago desborda su cálido aroma.
Exhalan -los musgos- oraciones fragantes
y el agua en murmullo cristalino
se desborda
en campanas de luz
y villancicos.
Un enternecedor hilillo de incienso,
y uno salido del alma,
crepitan -otra vez-
en la penumbra humilde
del pesebre.
Bolívar Delgado Arce
De: \"A lo lejos alguien canta\" (Inédito)