El poeta dijo He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino;
Y vinieron las aves y admiradas desearon verlas crecer,
Las llevaron a la orilla de aquel camino
Crecieron y desde aquel entonces
Los nidos fueron más fuertes y mano vida grandemente.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra
Y allí encontró a la cizaña; ella le enseño
A vivir prospera entre los pedregales y brotó pronto
Porque no tenía profundidad de tierra y el sol no pudo con ella
Puesto entendió el secreto de las piedras
De allí nació el fruto duro por fuera
Pero suave, dulce y bello por dentro.
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron,
Y llego la fiera-bestia y ellos la defendieron con su vida;
Aquellas plantas fueron agradecidas de por vida.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto,
Cuál a ciento, cuál a sesenta,
Y cuál a treinta igual que las otras
Pero el hombre acabo con ellas
De allí nace la migración y la escasez que procede el fin.
El que tiene oídos para oír, oiga.